

La madera reciclada de pinotea, especialmente aquella proveniente de antiguas construcciones en Argentina, es un tesoro valorado por su historia y belleza única. Se caracteriza por su grano denso y apretado, resultado del lento crecimiento de los pinos de antaño. Su coloración cálida varía desde tonos rojizos y anaranjados hasta marrones profundos, enriquecida por una pátina natural y las marcas del tiempo como agujeros de clavos, hendiduras y variaciones de color que narran su pasado. A pesar de su origen, bien trabajada, conserva una notable dureza, estabilidad y resistencia, siendo apreciada por su encanto rústico y su contribución a la sostenibilidad al darle una segunda vida a una madera noble.
La madera de pinotea, apreciada por su rica historia y distintivas características, proviene principalmente de los extensos bosques de pino del sur de Estados Unidos. Esta madera, especialmente la que data alrededor de 1920, adquiere una singular belleza con el paso del tiempo. Su estado añejo le confiere una calidez y profundidad en su coloración, que varía desde tonos rojizos hasta ámbar oscuros, realzados por un veteado pronunciado y elegante. La pinotea antigua se distingue por su notable dureza y resistencia, producto de un crecimiento lento y las condiciones ambientales de la época, lo que la convierte en un material altamente valorado para la fabricación de mobiliario y revestimientos de alta calidad con un innegable encanto rústico y señorial.